La verdad es que me dejó marcando mientras vimos del balcón del departamento de mi amigo Miguel, que queda en el metro Santa Lucia. Quedó la embarrada en las calles del centro cuando muchísimos jóvenes salieron a hacer desorden. Fue impresionante ver las caras de estos cabros tan chicos. La pena más grande fue que esas caras no eran simpáticas, ni alegres, pero llenas de odio y frustración. Cada piedra que se tiró, cada insulto y cada escupo fueron productos de esa rabia que llevan con ellos todos los días. He escuchado, incluso he dicho que esto fue una estupidez y que los pacos deberían haber sacado las balas de gomas no más. Pero ahí, me puse a pensar. De hecho me puse canuto para pensar. Me hice varias preguntas que quiero dejar con ustedes. No tengo las respuestas, sólo les quiero pedir que piensen conmigo.
¿Cómo te tratas con un joven que tiene tanta rabia por dentro?
¿Qué haces como líder juvenil para apoyar a las injusticas sociales que viven mucho jóvenes sin caer en la violencia?
¿Si este joven (de la foto) fuera de tu ministerio juvenil, que le dirías?
Como dije no tengo una respuesta ni una solución empaquetada para esto, pero si pesa mucho en mi corazón. Me da tristeza ver tantos jóvenes que no tienen nada de esperanza y la solución buscan en la violencia.
02-04-2007
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